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  • Foto del escritorWalter Menke Silva

Calibrar los equipos e instrumentos del laboratorio

Una pregunta muy habitual que tenemos que resolver con nuestros clientes es respecto de la frecuencia de la calibración de sus equipos e instrumentos de medición.


Existen mitos que dicen que se debe hacer de manera anual, entonces terminan gastando un montón de plata en calibrar o ajustar equipos que no lo necesitan. Pero, en realidad, no existe exigencia ni normativa alguna que indique esto, ya que cada caso es particular. La mayoría de normas de gestión vigentes exigen que los equipos e instrumentos de medición utilizados se calibren frecuente y sistemáticamente, no se exige una frecuencia específica. Esto se debe a que sería imposible generalizar para todos los casos.


Entonces, la frecuencia dependerá de varios factores, entre los que se destacan:

  • Criticidad de uso: si el equipo o instrumento se utiliza para medir y/o controlar algún proceso sensible se debe tener mayor control sobre él. Se lo debe calibrar con mayor frecuencia para evitar la detección tardía de desvíos en su medición.

  • Cuanto uso se le da: no es lo mismo un instrumento que se utiliza varias veces al día que uno que se ocupa tan solo una vez al mes para alguna medición o ensayo puntual.

  • El tipo de uso que se le da: no da lo mismo el uso de un equipo en un laboratorio que un equipo que se utiliza en terreno, ya que se encuentra expuesto a un trato que puede afectar su calibración.

  • Las recomendaciones del fabricante: generalmente los fabricantes de equipos o instrumentos recomiendan períodos de recalibración, basándose en estadística confiable. Este dato se debe considerar, junto a la frecuencia, tipo de uso y su criticidad para definir una frecuencia de calibración.

  • Si se observa un comportamiento llamativo en cuanto a la deriva del mismo: si entre calibración y calibración (durante un tiempo prudente) se observan variaciones mínimas o despreciables, se puede aumentar la frecuencia. Por otro lado, si se detecta una variación mayor a lo esperado se debe reducir la frecuencia.

  • Metrología Legal: En muchos casos puede existir una exigencia externa de tipo legal, impuesta por algún organismo, especialmente cuando los instrumentos son utilizados para realizar mediciones en transacciones comerciales (por ejemplo, expendio de combustibles, peso de productos alimenticios para su comercialización) o en parámetros ambientales y de seguridad (emisiones gaseosas, ruido, calidad del agua) en los que el estado deba intervenir.

Para poder generalizar y cubrir todos los casos, las normas son flexibles en cuanto a las frecuencias, por lo que se deben establecer y cumplir. Entonces, se debe establecer un programa de calibración en el que se define instrumento por instrumento con qué frecuencia debe ser calibrado.


Un Programa de Calibración es un registro en el cual se listan todos los equipos e instrumentos existentes, su estado de calibración, la frecuencia de calibración de cada uno de ellos para el período en cuestión y la fecha tentativa de la próxima calibración. Por ejemplo, si tenemos un programa anual de calibración, y una balanza tiene una frecuencia semestral de calibración deben establecerse dos fechas dentro del programa para esta. Una vez definidas las frecuencias de todos los instrumentos, es importante cumplir con lo planificado. Para muchas normas, como la ISO 17025, este registro debe estar documentado sin excepción. Caso contrario, se puede generar una No Conformidad, que para el caso de laboratorios de calibración y/o ensayo se suele considerar grave. Una planificación adecuada permite importantes ahorros económicos, optimizar tiempos y evitar inconvenientes. Conocer con anticipación las fechas de realización de las calibraciones tiene importantes ventajas: 

  • Si la calibración la realiza un laboratorio externo, permite coordinar con tiempo la disponibilidad de recursos, la logística, etc. También se podrá estimar cuánto tiempo el equipo se encontrará fuera de servicio.

  • Si la calibración se realiza con patrones propios, se pueden administrar los recursos necesarios que garanticen la disponibilidad de los mismos en tiempo y forma.

La frecuencia mínima de calibración es la preestablecida en el programa correspondiente. Aunque existen casos en los que puede ser necesaria la realización de una verificación o calibración extraordinaria. En general, esto sucede cuando existe evidencia o sospecha de mal funcionamiento. Si, por ejemplo, el instrumento sufre un golpe o es sometido a condiciones ambientales por fuera de los valores definidos por el fabricante, es altamente probable que su funcionamiento se haya visto afectado. Ante esta situación, el instrumento debe ser separado, señalado como fuera de uso y rotulado como tal para evitar su utilización. Luego se lo debe verificar o calibrar. El resultado de la calibración extraordinaria determinará si su funcionamiento se modificó, si se requiere un ajuste (con posterior recalibración) para volver a utilizarse o si el instrumento se dañó irreversiblemente.

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